jueves, 20 de junio de 2019

¿Es necesaria la selectividad? (II)

Fuente: Freepik


En el post anterior comentaba que la existencia de la selectividad demostraba desconfianza en el sistema educativo, específicamente en los dos cursos de bachillerato.

Ahora bien, ¿qué es la selectividad? Es un conjunto de pruebas que se realizan en España para determinar qué estudiantes acceden a la universidad y qué estudios pueden realizar.

Entonces, al ser pruebas escritas ¿son las mismas para todos los estudiantes? ¿contienen las mismas preguntas, idénticas dificultades? Por lógica, así debiera de ser. Tendría que ser el mismo examen para todos, por ejemplo, el de Matemáticas II o el de Lengua, Filosofía, Biología, etc.

Pues, no. No es así. No se cumple esa equidad en España. ¿Por qué? Porque cada comunidad elabora sus propios exámenes en base a dos lineamientos comunes dictados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional: los contenidos (repartidos en bloques) y los criterios de corrección.

Por más que exista un consenso entre los ilustres profesores de cada comunidad, es imposible obtener una verdadera paridad entre las comunidades. Podrá haber una aproximación, pero nunca igualdad.

Al no haber un examen de selectividad único puede conllevar a favorecer a un estudiante de determinada comunidad y, por ende, facilitar plaza en una carrera universitaria de alta demanda (que generalmente tienen cortes de nota elevados, como por ejemplo, medicina).

Pero, ¿qué es un examen? o, mejor dicho ¿qué pretende representar un examen? Cuando un estudiante presenta un examen en un tiempo determinado (1 a 2 horas) tiene que demostrar que maneja, comprende y aplica los contenidos estudiados, aprendidos. En otras palabras, se evalúa el alcance de su aprendizaje y el cumplimiento de los objetivos que la perfilan.

¿En qué se diferencia un examen difícil de otro menos difícil? ¿De qué depende la dificultad de un examen? Existen varios factores: desde la cantidad de preguntas que contenga hasta cómo son redactadas o planteadas las mismas, además de cuánto “pesa” cada una de ellas en la calificación final.

Ningún profesor es perfecto y ningún equipo evaluador es igualmente perfecto. Si bien es cierto que los contenidos y criterios de corrección son únicos para todas las comunidades, no se obtendrán exámenes de selectividad iguales si son elaborados por diferentes equipos de profesores. Serán símiles, mas no idénticos en cuanto al nivel de dificultad. Por ejemplo, en un examen de matemáticas no es lo mismo resolver tres ejercicios de cálculo y un problema, que dos y dos respectivamente, porque en los de cálculo solo se demuestra que maneja las propiedades sobre las que se basan las matemáticas y, en los problemas evalúan comprensión y aplicación de dichas propiedades. Tampoco es lo mismo cuando se pide, además del cálculo un análisis redactado del resultado. En otras palabras, no es lo mismo preguntar las tablas de sumar, restar, multiplicar y dividir que resolver problemas aplicándolas (es un ejemplo muy básico, pero ilustrativo).

Según los Principios (Capítulo I, artículo 1) de la Ley Orgánica vigente de Educación enuncia (el subrayado es personal):

“El sistema educativo español, configurado de acuerdo con los valores de la Constitución y asentado en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los siguientes principios:
a) La calidad de la educación para todo el alumnado, independientemente de sus condiciones y circunstancias.
b) La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de la personalidad a través de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de derechos y oportunidades que ayuden a superar cualquier discriminación y la accesibilidad universal a la educación, y que actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que se deriven de cualquier tipo de discapacidad.”

Si la Ley de Educación lo reza tan explícitamente, entonces, todos los estudiantes debieran de presentar el mismo examen de selectividad (de cualquier materia) sin distingos de residencia. El sistema actual implantado para la selectividad no garantiza la igualdad de oportunidades porque los niveles de dificultad de los exámenes varían de una comunidad a otra.

En el próximo post, la última parte de este tema candente y actual.

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