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En base a los dos post anteriores, planteo que la existencia
de la selectividad demuestra que no se confía en el sistema educativo
(secundaria y bachillerato). Por otro lado, de continuar aplicando la
selectividad, esta debiera de aplicarse por igual, es decir, idénticos exámenes
para todas las comunidades que conforman el territorio español.
¿Quiénes tienen la obligación de presentarse a la
selectividad? Solo los alumnos que culminaron el ciclo de bachillerato y/o el
grado superior de formación profesional y desean optar por una educación
universitaria.
¿Qué entidad determina cuáles son las materias que debe de
examinarse (y aprobar)? Cada carrera universitaria exige un conjunto de
materias. Por ejemplo, si el bachiller desea estudiar la carrera de psicología,
tiene que presentar un examen de matemáticas II, otro de biología o de química (las
tres se estudian en el bachillerato de ciencias) aparte de las troncales: historia,
lengua e inglés, que son comunes a cualquiera de los bachilleratos (ciencias,
humanístico, tecnológico o de artes). ¿Y si el mismo bachiller, el que desea
estudiar psicología, hubiera cursado el bachillerato humanístico? Según lo
exigido por la universidad, tendrá que estudiar por su cuenta y riesgo, en
menos de un mes (si está cursando aún el bachillerato), matemáticas II,
biología o química. Y ¡zas!, tremendo corte de piernas…
¿Por qué ocurre esto? Imagino que la primera respuesta que
os cruza por vuestra mente es: este alumno está o estaba algo perdido.
Y es la respuesta correcta. El alumno estaba perdido. No sabía
dónde estaba parado.
Advierto que no es un caso aislado. No. Son pocos los
alumnos que, egresados de la educación secundaria obligatoria, saben o al menos
tienen una idea aproximada de lo que desearán estudiar una vez culminado el
bachillerato. ¿Por qué? La respuesta la tenemos que trasladar a los años de la
secundaria donde debieran de recibir mucha más orientación de la que actualmente
tienen. Una verdadera acción orientadora (sea psicólogo escolar o
psicopedagogo) puede ser la diferencia entre la dejadez y el esfuerzo de
superación en los estudios.
No son suficientes los pensum de los cursos de la educación secundaria
obligatoria en los que se incluyen materias humanísticas, de ciencias, tecnológicas
y de arte, materias que van perfilando las inclinaciones de los estudiantes de
cara al bachillerato o a la formación profesional y posteriores estudios
universitarios. Un consejo a tiempo puede motivar, encausar o simplemente
ayudar a superar los escollos en las materias que requieren mayor esfuerzo y
dedicación, como son, por ejemplo, las matemáticas, la química y física, biología,
lengua, materias que los alumnos prefieren dejar de lado y se decantan por un
bachillerato que no las incluya o que al menos sus contenidos sean menos densos.
Por ello, insisto en que una buena orientación puede inducir
al sano esfuerzo y a una diferente actitud ante el fracaso.
El esfuerzo de superación es crucial para alcanzar cualquier
meta y más aún en bachillerato. Entonces no es justo que aquellos pocos alumnos
que logran un promedio de calificaciones cercanas al diez deben de presentarse
en paridad de condiciones que un alumno cuyo promedio resulte cercano a un
cinco. Soy del parecer que un promedio notable o excelente debiera estar exento
de la selectividad. Dos años de estudios meritorios pesan más que el 60% que computa
la selectividad.
Ahora bien, ¿quiénes debieran de presentarse a la
selectividad? Solo aquellos estudiantes cuyos promedios deben de mejorar para
ser admitidos en una universidad. Y también, por supuesto, aquel estudiante
notable o excelente que desee aumentar su promedio.
¿De qué manera sumarían a ese promedio las calificaciones
obtenidas en los exámenes de selectividad? Simplemente acumulando notas, sin
aplicación de porcentajes (un porcentaje del 60% no valora el esfuerzo del buen
estudiante ni tampoco favorece a aquellos que deseen superarse).
Por supuesto que es importante que, de seguir aplicándose la
selectividad como el medio para acceder a los estudios universitarios, los
exámenes sean idénticos en contenidos y en dificultad, para todas las
comunidades españolas, sin distingos y con el fin de que todos los estudiantes
sean evaluados con equidad.
Y para concluir, una pregunta: ¿por qué una selectividad
cuando debieran de ser las universidades las que tengan la potestad de realizar
el examen de admisión para cada carrera?
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