jueves, 26 de marzo de 2015

¡A barrer!... En las escuelas


No, no mal interpreten ni lean lo que no es. No hablo de barrer las escuelas, nada de eso. Me refiero a barrer EN las escuelas.

Además de una pizarra, cartelera, mesas, pupitres, estanterías, libros, sillas y una papelera, cada salón de clases debiera de tener un cepillo o escoba y un recogedor de basura, ¿para qué? Para enseñar que mantener limpio el lugar donde trabajamos forma parte de la rutina, que es una actividad que requiere poco esfuerzo y tiempo, que cualquiera de nosotros es capaz de realizarlo y, lo más importante: no es un oficio denigrante ni exclusivo de las mujeres.

Sé de colegios que piden a los alumnos, una vez finalizada la jornada, colocar su silla sobre la mesa para colaborar con la persona encargada de la limpieza. ¡Muy bien! Pero no es suficiente.

¿Qué es lo que ven día a día nuestros hijos? En casa: mamá, papá y los abuelos barren y friegan los suelos. En la calle, el barrendero limpia las aceras. En el colegio solo observan que los suelos están limpios… si es que se dan cuenta. En otras palabras, otros siempre son los que se encargan de limpiar y asear.

Muchas veces decimos a nuestros niños “No, deja que lo hago yo” porque hemos asumido que es nuestra función o simplemente porque deseamos que quede bien a la primera. Este “deja que lo hago yo” se convertirá más adelante en un “no sé cómo hacerlo”, “para que quede mal mejor lo haces tú” en la boca de nuestros hijos y se hacen los locos cuando solicitas que al menos recojan su habitación. Y entonces, nosotros nos quejaremos con un “tú nunca ayudas”, “te crees que soy tu servicio” mientras nos miran con cara libre de culpa y responsabilidad.

Tampoco nos refugiemos y permitamos que se refugien en la tonta frase: si no tiro el papel o la colilla al suelo estoy dejando sin trabajo al barrendero o a cualquier otro personal de limpieza. Son excusas acomodaticias, nada más.

Si desde pequeños los acostumbramos a limpiar en casa, colegio; si nosotros, los padres, aceptamos que nuestros hijos barran y recojan diariamente sus salones de clases y, si los maestros los refuerzan haciéndolo diariamente, entonces los niños de hoy gozarán de una futura y mejor convivencia en familia y en la familia que construirán.

A todos nos gusta llegar a una casa ordenada o entrar a un lugar público donde no te atreves a tirar un papel en el suelo porque no hay ninguno en él o caminar por las aceras libres de colillas y cacas de perros.Aprender a ser una persona que sabe convivir y apreciar el esfuerzo ajeno se forja desde temprana edad y todos los días. Un poquito hoy, otro mañana y más de lo mismo pasado mañana, sea con la limpieza como con las matemáticas. 

2 comentarios:

  1. Asi es Susana! Desde el hogar deberíamos enseñar a nuestros hijos a ayudar en las tareas domésticas y consecuente con ello, en la escuela, colegio y liceo debería reforzarse ese aprendizaje. Por ende la escoba debería ser uno de los implementos existentes en el agua. Excelente!

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  2. Gracias, Bárbara, por tu comentario. Yo recuerdo haber barrido cuando cursaba los tres últimos de educación primaria en el Instituto Educacional Integral. Formaba parte de nuestras responsabilidades diarias. De esto se trata la educación integral.

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