No, no mal interpreten ni lean lo que no es. No hablo de
barrer las escuelas, nada de eso. Me refiero a barrer EN las escuelas.
Además de una pizarra, cartelera, mesas, pupitres,
estanterías, libros, sillas y una papelera, cada salón de clases debiera de
tener un cepillo o escoba y un recogedor de basura, ¿para qué? Para enseñar que
mantener limpio el lugar donde trabajamos forma parte de la rutina, que es una
actividad que requiere poco esfuerzo y tiempo, que cualquiera de nosotros es
capaz de realizarlo y, lo más importante: no es un oficio denigrante ni
exclusivo de las mujeres.
Sé de colegios que piden a los alumnos, una vez finalizada
la jornada, colocar su silla sobre la mesa para colaborar con la persona
encargada de la limpieza. ¡Muy bien! Pero no es suficiente.
¿Qué es lo que ven día a día nuestros hijos? En casa: mamá,
papá y los abuelos barren y friegan los suelos. En la calle, el barrendero
limpia las aceras. En el colegio solo observan que los suelos están limpios… si
es que se dan cuenta. En otras palabras, otros siempre son los que se encargan
de limpiar y asear.
Muchas veces decimos a nuestros niños “No, deja que lo hago
yo” porque hemos asumido que es nuestra función o simplemente porque deseamos
que quede bien a la primera. Este “deja que lo hago yo” se convertirá más
adelante en un “no sé cómo hacerlo”, “para que quede mal mejor lo haces tú” en
la boca de nuestros hijos y se hacen los
locos cuando solicitas que al menos recojan su habitación. Y entonces,
nosotros nos quejaremos con un “tú nunca ayudas”, “te crees que soy tu servicio”
mientras nos miran con cara libre de culpa y responsabilidad.
Tampoco nos refugiemos y permitamos que se refugien en la
tonta frase: si no tiro el papel o la colilla al suelo estoy dejando sin
trabajo al barrendero o a cualquier otro personal de limpieza. Son excusas
acomodaticias, nada más.
Si desde pequeños los acostumbramos a limpiar en casa,
colegio; si nosotros, los padres, aceptamos que nuestros hijos barran y recojan
diariamente sus salones de clases y, si los maestros los refuerzan haciéndolo
diariamente, entonces los niños de hoy gozarán de una futura y mejor convivencia
en familia y en la familia que construirán.
A todos nos gusta llegar a una casa ordenada o entrar a un
lugar público donde no te atreves a tirar un papel en el suelo porque no hay
ninguno en él o caminar por las aceras libres de colillas y cacas de perros.Aprender a ser una persona que sabe convivir y apreciar el esfuerzo
ajeno se forja desde temprana edad y todos los días. Un poquito hoy, otro
mañana y más de lo mismo pasado mañana, sea con la limpieza como con las
matemáticas.
Asi es Susana! Desde el hogar deberíamos enseñar a nuestros hijos a ayudar en las tareas domésticas y consecuente con ello, en la escuela, colegio y liceo debería reforzarse ese aprendizaje. Por ende la escoba debería ser uno de los implementos existentes en el agua. Excelente!
ResponderEliminarGracias, Bárbara, por tu comentario. Yo recuerdo haber barrido cuando cursaba los tres últimos de educación primaria en el Instituto Educacional Integral. Formaba parte de nuestras responsabilidades diarias. De esto se trata la educación integral.
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