domingo, 18 de enero de 2015

“Examinitis”

Soy de las que piensan que una buena evaluación es fundamental para alcanzar los objetivos que nos planteamos en la educación en cualquiera de sus niveles. Ahora bien, ¿qué es evaluar? Para nuestros hijos y alumnos: un sufrimiento que a la hora de un examen… las mariposas del estómago suben al cerebro y bloquean las respuestas. Para los padres, una nota, una calificación y la diferencia entre un aprobado o un suspenso. Para los profesores… debiera de llegar a ser el medio mediante el cual saber si sus alumnos dominan el tema dado y si la metodología empleada fue la más acertada.

La mayoría de los alumnos sufren de “examinitis”: puede presentarse, en su fase inicial, en niños mayores de seis años y, a medida que van avanzando de curso, convertirse en “examinitis” aguda en una o más materias. Pero la que más preocupa es la “examinitis” crónica porque afecta la naturalidad del desarrollo educativo. ¿Es contagiosa? Sí. Lo sé por experiencia propia. Desde manos frías hasta escalofríos, “un se me olvidó todo lo que estudié”, dolores de cabeza y/o de barriga e incluso fiebre, son algunas de las manifestaciones que pueden llegar a asociarse con el stress que causa un examen.

Ahora bien, ¿por qué nuestros niños y jóvenes padecen “examinitis”?

Los motivos son muchos y variados. Por ejemplo: desde padres que exigen boletines espléndidos, profesores que utilizan los exámenes como amenazas (si no calláis os pongo un examen), alumnos con técnicas de estudio deficientes o nulas, o que un examen o dos representen entre el 70 y 80 por ciento de la nota final de un trimestre. Os propongo preguntar a vuestros amigos cómo se sentían ante un examen, y mejor aún, recordad qué sentíais vosotros, y a continuación respondan a un ¿Por qué? Allí hallaréis las causas, los motivos.


Una colección de suspensos o bajas calificaciones son fracasos, uno tras otro, que merman la confianza  al igual que un goteo constante ahueca una piedra.

Por otro lado, es lamentable descubrir que la educación se ha vuelto tan técnica, tan cuadrada, “tan legal”, que ahora los exámenes son documentos, pruebas criminalísticas y no simplemente evaluaciones de los progresos de los alumnos. Recuerdo que cuando yo estudié secundaria, conservaba en una carpeta todos los exámenes de cada curso ¡cuánto aprendí con ellos! En cambio hoy observo que los chicos, en el mejor de los casos, los llevan a casa para que los padres lo vean, firmen y sean devueltos al profesor, y a partir de la ESO se los entregan en clase para que lo vean y diez minutos después los recogen. ¿Qué posibilidad hay de que realmente aprendan de sus errores en ese tiempo? Si lo que se teme es que “alteren” la evaluación, entonces apliquemos allí las nuevas tecnologías: escanear o fotocopiar el documento para que conserve una copia el alumno y aprenda, porque no todos tienen ni tenemos las mismas habilidades y capacidades para aprender a resolver un examen… ¿aprender a resolver un examen? Sí, saber cómo cumplimentar correctamente un examen es muy importante. No basta con estudiar, memorizar y comprender un tema para luego “vomitarlo” negro sobre blanco en sesenta minutos, pero de esto ya hablaré en otro post.

2 comentarios:

  1. Es muy interesante y concuerdo contigo sobre el síndrome de "examinitis", lo que denomino desde el enfoque conductual, " el temor a presentar exámenes" y ciertamente, el que el alumno analice con detenimiento el examen realizado y evalúe cuáles fueron sus desaciertos, es de suma importancia para el proceso de aprendizaje. Actualmente el sistema educativo venezolano se ha deteriorado tanto, que el docente se ve obligado a evaluar a los alumnos las veces que fueren necesarios. Se trata de pasarlos porque sí. La normativa a implementar obliga al docente, prácticamente, a pasarlos porque sí. Lo importante son las estadisticas...

    ResponderEliminar
  2. Es muy triste lo que comentas. Si hasta ahora los venezolanos que continúan sus estudios en el extranjero se distinguen por su bagaje, dentro de poco pasarán a ser rechazados o a cumplir largas listas de espera, no por ser venezolanos, por supuesto, sino por su bajo nivel educativo.

    ResponderEliminar