Habrá de los que lloran y también los que se alegran. Año
nuevo, curso nuevo, con las mismas promesas del pasado:
“Cumpliré con las tareas todos los días, repasaré los
contenidos dados y leeré los temas de mañana, haré todos y cada uno de los
esquemas, bla, bla, bla… Uf, ya me cansé… ¿cuándo es el próximo festivo? A ver,
a ver, ¡jolines, hasta dentro de un mes, nada de nada! ¿quién habrá sido el
desgraciado que inventó la escuela? Seguro que no tenía otra cosa más
interesante que hacer ni tampoco amigos. Ya no podré ver la tele ni jugar con
la Nintendo ni la PSP ni con… me falta uno… ¡ah, el móvil! Ya los veo venir:
Primero los deberes y
luego el resto
Si no apruebas este
examen, ya sabes lo que te espera
Mejor ocúpate de traer
un buen boletín, si no, olvídate de la PSP, el móvil y la Nintendo
¿Entonces, pregunto yo, para qué me los regalaron? No se
imaginan lo que uno sufre… ¿Qué van a saber mamá y papá si cuando eran niños
solo tenían la TV? ¡Y una sola!”
Las niñeras electrónicas no son la mejor opción. Ellas no
organizan ni aconsejan. Si bien es cierto que mejoran determinadas habilidades
(coordinación visomotora, agilidad mental, concentración) no dejan huellas en
las actitudes, no educan.
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