lunes, 27 de enero de 2020

La educación del siglo XXI



Imagen de freepng.es
Me preocupa, y no poco, que los niños y jóvenes del siglo XXI tengan por modelo a presidentes que mienten y a pedagogos que eduquen en base a sus propias tendencias partidistas. Yo crecí en un ámbito familiar de emigrantes europeos que padecieron la locura del nazismo y la desgracia del comunismo. En aquel entonces, mi educación escolar se fundamentó en un diseño curricular totalmente enfocado hacia la educación formal, cultural y física, promoviendo la libertad de expresión, el respeto mutuo y la convivencia. Votar en unos comicios era mi derecho ciudadano aparte de un deber para con mi país. Las ideologías políticas ajenas a la democracia no estaban incluidas en los programas educativos. Puedo decir con franqueza que vivíamos en una auténtica convivencia democrática, compartiendo penas y fiestas con portugueses, españoles, italianos, alemanes, libaneses, húngaros, trinitarios, cubanos, dominicanos, argentinos, colombianos, chilenos, peruanos, ecuatorianos, bolivianos, de diferentes creencias y costumbres, respetándonos y, lo bonito y más importante: con esa sensación de bienestar, ayudándonos los unos a los otros en la medida de nuestras posibilidades. ¿No es acaso lo que todo país debiera de inculcar a través de la educación formal, escolar?

La educación era tema prioritario. De hecho, son muchos los profesionales (médicos, ingenieros, arquitectos, artistas, etc.) que destacan aún hoy día en tierras ajenas, lejos del país donde fueron educados, lejos de un país llamado Venezuela. En los albores del siglo XXI y en manos del actual régimen fascista, la educación formal pasó a ser un adoctrinamiento; Simón Bolívar, de libertador de naciones pasó a ser liberador de los oprimidos; los modelos democráticos capitalistas pasaron a llamarse países imperialistas, a las grandes empresas (nacionales e internacionales) las tildaron de opresores capitalistas, y el día que mi hijo de apenas cuatro años me reclamó que yo no podía decir que el presidente Chávez era un traidor de la patria y que estaba mintiéndole al pueblo, en ese preciso momento decidí que nadie adoctrinaría a mi hijo, por más buen profesional que fuera la maestra que les dijo ese día a toda la clase de párvulos que había que escuchar las sabias palabras de su presidente.

Y heme aquí, hoy día, residiendo en España desde entonces, observando desde esta esquina cómo se repite la historia. La educación primaria y secundaria se ha ido alejando, cada vez más, de los niveles de calidad. Los colegios ya no son el segundo hogar en el que los padres pueden depositar su confianza para una educación integral de sus hijos, entendiéndose por integral aquello que contiene desde los hábitos de aseo y estudio, los contenidos programáticos formales hasta la aplicación de una escala de valores para la convivencia familiar y en la sociedad, donde el irrespeto al prójimo, la mentira, el “yo soy más que tú y hago contigo lo que me da la gana”, no tendría cabida alguna. Solo basta imaginar la posible confusión y desubicación de aquellos niños que son hijos de padres catalanes en desacuerdo con la revuelta separatista.

Pareciera que estamos en un franco retroceso. La escala de valores ha sido modificada, la mentira y el engaño es el bastión que precede a una tropa de ignorantes e ignorantas (me permito utilizar tal "palabro" como burla irónica ante tan nefasta ofensa a nuestra precisa y preciosa lengua) que tanto ansían ser gobernantes y gobernantas, practicantes y practicantas de un régimen fallido, históricamente demostrado y, si no es así, díganme dónde están los miles y miles de emigrantes con destino a Cuba, Venezuela y Corea del Norte. Y para aquéllos que están pensando en darle una oportunidad a este gobierno, lamento contarles que los venezolanos también se la dimos… Y nos llenaron con noticias de poca relevancia (que si fulanito dijo tal cosa, que si menganito tal otra) mientras socavaban, ahuecaban los pilares de un país democrático: la educación, la justicia, la libertad de expresión de los medios y el libre mercado. Con una mano aupaban al corderito pueblo y con la otra pactaban acuerdos con la ultra izquierda y comunistas.

Cuando un gobernante y sus seguidores se olvidan que en el país que rigen también hay niños y jóvenes, cuando no les importa mentir, engañar y venderse al mejor postor, entonces, tendremos futuros niños y jóvenes que mentirán, engañarán y se venderán, porque es el ejemplo popular que han recibido.

¿Y qué les dirán a nuestros hijos cuando utilicen el plural masculino en lugar de niñas y niños? Espero y deseo no padecer tan indignante experiencia.

1 comentario:

  1. Buenas
    Soy Alfredo Ávila Dávila
    Feliz de encontrar tu rastro nuevamente

    worksafevzla@gmail.com es mi correo

    Un abrazo

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