Cuando a un niño o a un joven se le dice que es un vago
¡cuidado! Puede que no lo sea y opte por serlo o, puede que sí por rebeldía.
Eres un vago
equivale a decir holgazán, perezoso y poco trabajador (según la Real Academia
Española). Tanto vago, holgazán como perezoso son adjetivos que descalifican y
no construyen, más bien destruyen la poca iniciativa que pueda llegar a tener
un estudiante hoy en día. En cambio, poco trabajador, describe realmente una
conducta.
¿Qué tal sonaría tienes
que trabajar más este tema? Sería una observación válida y edificadora. Le
estaríamos señalando algo preciso y, si a continuación le indicamos dónde está
el error ¡mejor aún!
Cuando se le dice eres un vago a una persona que está en la
etapa de crecimiento educativo, donde todavía se están formando los cimientos
de su vida, es posible que “fracture” y caiga realmente en la dejadez y falta
de interés en los estudios. Cada ser es único y diferente, con una escala de
emocionalidad propia y con un bagaje de experiencias.
Utilizar adjetivos para describir una conducta no siempre
aportará información valedera para el que lo escucha. Veamos ejemplos de
posibles reacciones:
Si mi profe me dice
que soy un vago puede que tenga razón ya que mi profe sabe más que yo, entonces
yo soy tonto porque por más que estudié no lo sé.
Sí, soy vago, ¿y qué?
¿Vago, yo? Ya verás en el próximo examen…
Todas conllevan una reacción en cadena. En la primera, el que
no era vago, ahora se siente tonto, y ya que es tonto, para qué va a estudiar. En
la segunda, ya tiene asumido su papel de vago, ya no le importan los motivos
que le hayan llevado a encajonarse en dicha conducta y se siente rechazado. La
tercera es, tal vez, la reacción que desea el profesor que ocurra cuando
adjetiva una conducta, pero lamentablemente pertenece al grupo más pequeño del
universo de su aula.
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